martes, 24 de mayo de 2011

La energía y la conciencia



Si nos observamos desde una perspectiva más amplia, podemos ver que somos mucho más que cuerpos físicos. Estamos compuestos de capas superpuestas de energía y conciencia, y eso lo sabemos muy bien en nuestro mundo interno.
Nuestra Chispa Divina existe en un plano de la realidad y la conciencia avanzada, mucho más elevada que el de nuestra conciencia cotidiana. Uno puede contactar con esta conciencia elevada y una vez que se ha encontrado, se tiene la sensación de que ha sido siempre así. Nuestra Chispa Divina tiene una sabiduría suprema; podemos utilizarla para que nos guíe en nuestra vida, nuestro entendimiento y nuestro desarrollo.
Como el aura es el medio a través de cual nuestros impulsos creativos se precipitan desde nuestra realidad superior, podemos también utilizarla para elevar nuestra conciencia hasta penetrar en la realidad del Yo-Dios.
El aura es mucho más que un medio o un campo, es la vida misma. Cada capa es un cuerpo o vehículo, tan real, vivo y activo como nuestro propio cuerpo físico. Cada cuerpo existe en una realidad conciente que es igual y a la vez distinta a la realidad física. En cierto modo, cada capa es un mundo en sí misma.
La realidad física está compuesta por cuatro niveles o planos: el físico, el etéreo, el emocional y el mental. El plano astral es el puente entre el nivel espiritual y el físico. Nuestros cuerpos espirituales forman tres capas: el patrón etéreo, el nivel celestial y el patrón cetérico. La creación o manifestación se produce cuando se transmite un concepto o creencia desde su fuente, en los niveles superiores hacia los niveles más densos, hasta que se cristaliza en la realidad física. Creamos nuestra vida o realidad física de acuerdo con nuestras propias creencias, no hay una influencia externa que nos obligue a creer y crear nuestra realidad, sino, es nuestra decisión aceptar o no esas influencias externas.
Así mismo, se manifiesta los procesos de la salud y la enfermedad.